La renovación del concepto arquitectónico ha dado lugar a construcciones increíbles que se han convertido en iconos de la arquitectura y en una escusa para viajar. Cada una de estas construcciones se realizó con una finalidad en concreto pero su funcionalidad ha dejado de tener importancia para convertirse en construcciones alucinantes y de un gran valor turístico.
En Marruecos está la primera construcción sobre la que vamos a hablar en este artículo. Hablamos sobre la Mezquita Hassan II, de Casablanca. El nombre que lleva es por el rey que mandó a construirla en el 1993. Michel Pinseau es el diseñador francés que creó esta construcción que supera a La Meca en altura y tiene el honor de ser el edificio más alto del mundo. Este templo se puede ver desde todos los puntos de la ciudad e incorpora tecnologías muy novedosas en contra de los terremotos.
La Catedral de Brasilia ha conseguido, gracias a Óscar Niemeyer, transformar totalmente el concepto de la arquitectura tradicional. Consiste en 16 columnas gigantes que simulan una mano abierta que intenta alcanzar el cielo. Las campanas que hay en el campanario de este templo fueron donadas por España.
La Casa de la Opera de Sídney es un símbolo del Patrimonio de la Humanidad. Jorn Utzon diseñó este edificio mediante un estilo expresionista con un diseño muy interesante con un aspecto que recuerda a unas conchas que están cubiertas por azulejos blancos que hacen un contraste de una gran belleza, con el color del mar.
Ubicado en Wisconsin y pegado a Michigan, El Museo de Arte de Milwaukee, no solo es una gran joya cultural (con alrededor de 35.000 obras de arte) sino también un monumento arquitectónico sin igual. EL arquitecto que diseñó este edificio inspirado en una geometría abstracta es Eero Saarinen. Pero hubo otros arquitectos que colaboraron en su diseño: David Kahler y Santiago Calatrava. Este edificio parece una estructura metálica que flota ligera sobre un pedestal.
Por último, otro museo muy importante en la historia de la arquitectura es el museo de Guggenheim, de Bilbao de 1997. El arquitecto canadiense Frank O. Ghery supo plasmar volúmenes, movimientos y curvas que despiertan la curiosidad y la admiración de los visitantes. Algunos detalles destacables son la gran araña de Louise Bourgeois, las fuentes de fuego de Yves Klein, los tulipanes, la escultura de niebla, etc.